Como un signo de la alianza de amor y la renovación, se impuso una cruz en la frente, de quienes con devoción y llenos de esperanza se acercaron a la Catedral de Toluca, reafirmando su fe en un “arrepiéntete y cree”.
Unidos en oración, con este símbolo de renovación en la frente, iniciaron la Cuaresma, un tiempo de preparación y reflexión, en el que se procura el reencuentro y la reconciliación.
Durante esta celebración, el vicario episcopal para la Pastoral en la Arquidiócesis de Toluca, Carlos Rodríguez Magallanes, sostuvo que la Cuaresma va mucho más allá de estos símbolos, del ayuno y la abstinencia, es un tiempo en el que se invita “a Dios ser el centro de nuestras vidas”
“La Cuaresma es un tiempo de profunda esperanza, donde tenemos la oportunidad de volver nuestra mirada y nuestra atención al Dios que Jesús nos revela, y que es un padre compasivo y misericordioso”, dijo.
Sostuvo que “es un tiempo en el que hay que reflexionar sobre nuestros gustos, nuestros pensamientos, nuestros criterios”, para no volvernos “autorreferenciales”.
“Muchas veces inclinados a ese pensar que lo sabemos todo, que lo tenemos todo, que lo podemos todo, nos convierte en tiranos, nos convierte en imágenes desdibujadas, desarticuladas del amor y de la misericordia de Dios”, refirió.
Convocó a trabajar en el bien del prójimo, alejados de una visión personal, movidos por lo que está pasando dentro del corazón, “correspondiendo a la gracia de nuestro padre que nos sigue amando, que quiere seguir acompañándonos”.
“La Cuaresma nos vuelve a poner en esa clave del amor de Dios y del amor fraterno y volver a restablecer lo original del plan de amor que Dios”, dijo.
En este marco, también se pidió por las y los gobernantes, para que traten siempre de buscar el bien común y el mayor bien para todos sus gobernados, especialmente para los más necesitados.
Además se pidió por todos los enfermos, particularmente por la salud del papa Francisco.







