Ante el alto número de perros en situación de calle y abandono que existen en el Estado de México, el grupo parlamentario del PT busca incluir en la Ley el concepto de mascotas comunitarias, para que los animales domésticos tengan cuidados y alimentación por parte de la comunidad, sin atribuirse su propiedad a una persona específica.
De acuerdo con cálculos oficiales del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), en la entidad existe una población de perros de 8.5 millones, de los cuales cinco millones viven en situación de calle, abandono, peligro y maltrato. Una gran mayoría, señala la iniciativa, están concentrados en municipios metropolitanos del Valle de México.
La iniciativa busca modificar el Código para la Biodiversidad, a fin de impulsar una modalidad de mascotas con cuidados y protección, vacunación, alimentos, con apoyo de la población y promover su adopción, así como sancionar a quienes los agredan.
También la creación de un padrón municipal para el registro, control y la inspección del cuidado de estos seres sintientes, así como de las personas que se encuentran a su cuidado, evitando que los centros de control animal los retengan.
Cifras del INEGI refieren que 57 de cada 100 mexicanos tienen mascotas, pero solo el 30% de los animales de compañía en México cuentan con un hogar, y del restante 70%, más de 10 millones viven en las calles.
Se calcula que el 30% de los perros tiene propietario, otro 30% es comunitario y el 40% está en la vía pública, y en el Estado de México la estimación es que cerca de 5,000 perros y gatos son abandonados cada año en sus municipios y sus heces pueden transmitir enfermedades.
La anterior Legislatura trabajó por el reconocimiento a los animales como seres sintientes, pero existen situaciones peculiares, donde animales domésticos, en su mayoría perros o gatos deambulan libremente por vías y espacios públicos.
La comunidad o un conjunto de vecinos se organiza para brindarles alimentación y cuidados físicos, como esterilización y atención veterinaria, sin atribuir la propiedad del animal a una sola persona en particular, convirtiéndose en una mascota de la comunidad.
“La diferencia entre un animal doméstico en situación de calle y una mascota comunitaria radica en que el animal en situación de calle es aquel cuyo dueño no hace una tenencia responsable y es mantenido en el espacio público durante todo el día o gran parte de él sin control directo. La diferencia con la mascota comunitaria es que ésta no se encuentra en una situación de abandono.
“Un grupo de personas se ha hecho cargo del animal y le proporciona cuidados básicos, como abrigo y alimentación. Las mascotas comunitarias, por lo general, tienen un nombre y reciben algún grado de vigilancia, pese a que en ocasiones deambulan en la vía pública y pueden ser confundidos como perros callejeros, perdidos o abandonados, siendo susceptibles de maltratos, antirrábicos, inclusive de ser capturados para su sacrificio”, señala la iniciativa.
Para el PT la regulación de esa modalidad traería resultados benéficos para la ciudadanía en materia de salud: velar por la responsabilidad compartida de esterilizar una mascota comunitaria que habita la calle evitaría que tengan futuras crías, pues una hembra puede tener en promedio entre cinco y seis cachorros en un parto hasta dos veces al año, por lo cual en dos años puede dejar hasta 20 crías que no tendrán la posibilidad de encontrar un hogar y terminarán en la calle.
“La presencia de mascotas comunitarias en las calles genera una medida reguladora de participación solidaria y responsable para el sistema asistencial por concepto del tratamiento voluntario de la sociedad, al tomar iniciativa sobre la atención en cuanto a las vacunas, posibles mordeduras y patologías como enfermedades que pueden ser tratadas, sin considerar la participación y el fomento a los valores desde el núcleo familiar y la empatía sobre un ser vivo indefenso”, precisa la propuesta.
La iniciativa contempla considerar a las mascotas comunitarias como todo animal doméstico que se encuentre libre en el espacio público, al que la comunidad proporcione cuidados o alimentación, sin atribuirse necesariamente su propiedad a una persona en específico.
Todas deberán ser registradas ante las Unidades Municipales de Bienestar y Control Animal para evitar ser retenidas, tener placa de identificación con su nombre y lugar donde habitan, datos de las o los responsables y la comunidad deberá procurar los cuidados necesarios: esterilizarlas con el auxilio de las Unidades Municipales de Bienestar, vacunarlas y sus residuos fecales ser desechados adecuadamente.
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